Enero: beato László Batthyány-Strattmann
El beato László (Ladislao) nació en el seno de una familia católica y numerosa de la antigua nobleza húngara, concretamente en Dunakiliti (Hungría) el 28 de octubre de 1870. Unos años después, la familia se trasladó a Kittsee Köpcseny (Austria), ante la constante amenaza del desbordamiento del río Danubio. Su infancia no fue fácil: su padre abandonó a su familia, se se hizo luterano y se unió a otra condesa; su madre falleció a los 39 años, cuando László tenía 12 años. Esto impactó profundamente al joven, que solía repetir que sería médico para curar a los enfermos, especialmente a los más pobres.
Sin embargo, la elección de su profesión no fue tan rápida. Su padre quería que administrase el patrimonio familiar, por lo que cursó estudios en la Facultad de Agraria de la Universidad de Viena; también comenzó a formarse en química, física, filosofía, literatura y música. Finalmente se inscribió como estudiante de medicina en Viena, graduándose en el año 1900 como médico general. En esta época también cultivó su fe, creciendo en las virtudes y el amor a Jesús.
El 19 de noviembre de 1898 contrae matrimonio con la condesa Maria Teresa von Coreth, una mujer de profunda religiosidad con la que tuvo un feliz matrimonio. Fueron bendecidos con 13 hijos. Ella contribuyó de manera decisiva al deseo del médico de amar incondicionalmente en todos los ámbitos de su vida: como esposo, en el ejercicio de la paternidad, en la oración y como médico. De ello dejó constancia en su diario, al escribir en 1926:
Es a través del amor que la vida se vuelve bella, y finalmente Dios es amor, y todo amor noble es un reflejo de la esencia de Dios.
En 1902, László funda en Kittsee un hospital privado con 25 camas. Poco después se especializaría en cirugía y en oftalmología. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, vio la necesidad de ampliar el hospital para acoger a los heridos de la contienda, poniendo a disposición de los enfermos casi 100 camas más.
Tras la muerte de su tío Odón Batthyány-Strattmann en 1915, László hereda el castillo de Körmend en Hungría y el título de “príncipe”, así como el apellido Strattmann, que añade al de su familia. Cinco años después se muda allí con su esposa e hijos, destinando una parte del castillo a hospital para continuar ejerciendo la medicina. Por entonces era ya un reputado oculista, incluso más allá de las fronteras de su patria.
Muchos pobres de la ciudad acudían a él en busca de ayuda médica, y también de consejo. László los atendía de forma gratuita, pidiéndoles únicamente por la terapia y cuidados que recibían que rezasen un padrenuestro por él. Con respecto a los medicamentos, los enfermos presentaban la receta prescrita y el importe era reembolsado por su administración, de modo que fuesen también gratuitos para los pobres. Incluso les proporcionaba dinero para atender a sus necesidades. Por este motivo, le conocían como “el médico de los pobres”.
Además de procurarles la cura para las dolencias, László se preocupaba de la salud espiritual de sus pacientes. Cuando tenía que operar, rezaba previamente con ellos. Él mismo se consideraba mero “director” de la cirugía, un instrumento al servicio de los demás consciente de que la curación era un regalo de Dios. Solía regalar imágenes y libros de devoción a sus pacientes cuando les daba el alta. En su diario manifestó:
Amo mi trabajo, los enfermos me enseñan a amar a Dios cada vez más, y amo a Dios en los enfermos, ¡los enfermos me ayudan más que yo a ellos! (...) ¡Se puede repartir tanto calor de corazón, los pobres enfermos buscan tanto amor! Dios me conceda que pueda ayudar bastante para Su gloria...
En cuanto a su vida familiar, László y Maria Teresa se esforzaron en educar cristianamente a sus hijos. La familia participaba diariamente en la Misa, y tras ello el padre de familia reservaba un tiempo para instruir a los niños en la fe, animándoles a ejercer buenas obras. Cada tarde, rezaban el rosario en familia, charlaban acerca del día y hacían examen de conciencia acerca de las tareas de caridad y piedad que László les había asignado por la mañana.
Esta fe sostuvo a la familia en la enfermedad de su hija Lili; además, al cumplir 60 años, László fue diagnosticado con cáncer de vejiga. Habiendo sido ingresado en el Hospital Löw de Viena, donde permanecería hasta su muerte, escribió a una de sus hijas: “No sé por cuánto tiempo Dios me dará este sufrimiento. Antes me daba una gran alegría en la vida; por eso, ahora, a los 60 años, debo aceptar también los tiempos difíciles con gratitud”. A su hermana le decía: “Soy feliz. Sufro muchísimo, pero amo mis dolores y me consuela el hecho de que los soporto por Cristo”.
Murió el 22 de enero de 1931 en Viena, tras catorce meses de intensos sufrimientos, y fue enterrado en la tumba familiar en Güssing (Austria). El lema de su vida fue: “En fidelidad y caridad”.
Ante la fama de santidad que le valió su inquebrantable caridad, muchos pedían su intercesión. Así, en 1944, el el arzobispo de Viena, junto al obispo de Szombathely, abrió el proceso de beatificación, que sin embargo cayó en el olvido hasta que el obispo de Eisenstadt lo reabrió en 1982. Siete años después, se reportó un milagro por intercesión del Siervo de Dios László Batthyány-Strattmann: la sanación, inexplicable desde el punto de vista de la ciencia, de un enfermo de cáncer incurable. Así, en 1992 se proclamó la vivencia en grado heroico de la virtudes del médico húngaro y el 23 de marzo de 2003 fue beatificado por el papa san Juan Pablo II.
Imágenes extraídas de: https://www.batthyany.at/der-selige-ladislaus/