Septiembre: beato José Raimundo Ferragud
José Raimundo Ferragud Girbés, nacido en 1887 en el municipio valenciano de Algemesí, fue un laico, esposo y padre de familia, cuya vida pública y compromiso cristiano se desarrollaron en el ámbito rural y obrero de la comarca valenciana. Las fuentes documentales de las que bebe su causa de beatificación permiten reconstruir la biografía de un hombre profundamente entregado a sus responsabilidades familiares, su trabajo y el servicio a la comunidad católica local, que le costó la vida durante la persecución religiosa de 1936.
Habiendo recibido formación elemental, se dedicó a las labores del campo en el contexto de una vida familiar modesta. Es en 1914, concretamente el 21 de enero, cuando su vida da un vuelco al desposar a Josefa Borrás en la parroquia de San Jaime de Algemesí. De este matrimonio nacerán ocho hijos, a los que proporcionarán un hogar donde la cotidianidad se vivió ligada a la sencillez, la fe y el cumplimiento de las obligaciones domésticas y sociales. Su condición familiar es explícita en la documentación que se conserva de su vida, resaltando su responsabilidad doméstica.
En la vida pública, José Raimundo destacó por su participación en asociaciones de inspiración cristiana. Hombre de fe profunda, participaba en la Misa y recibía la comunión diaria. Pertenecía a la Acción Católica, Congregación de San Luis y a la Adoración Nocturna; además, fue catequista. Su experiencia ligada al trabajo agrícola le proporcionó una sensibilidad especial por la problemática obrera en relación con los valores cristianos que había recibido en su propia familia de origen. Perteneciente a Acción Católica, fue uno de los impulsores del Sindicato de Obreros Católicos, destacándose por su compromiso en el apostolado de los laicos. Desde 1932 fue asesor de la Confederación de Obreros Católicos del Levante, a raíz de lo cual impartió conferencias y charlas en distintas localidades de la región concienciando de la necesidad de defender soluciones de progreso social compatibles con la Doctrina Social de la Iglesia. La actividad del ahora beato adquirió por entonces un perfil de liderazgo que nunca opacó su primera y fundamental vocación de esposo y padre, educando a sus hijos en la fe y en la responsabilidad social.
La represión anticatólica y la persecución religiosa en el contexto del estallido de la Guerra Civil española alcanzó con virulencia la provincia de Valencia, y especialmente los pueblos. Así, en 1936, con el rastreo de los creyentes y colaboradores de la Iglesia, José Raimundo fue rápidamente identificado y detenido en su casa por unos milicianos armados en la madrugada del 28 de julio de 1936 y llevado al convento de Fons Salutis, habilitado como cárcel. Separado de su familia y encarcelado, fue conminado a renunciar a la fe y a delatar a otros católicos; se negó con firmeza y valentía a ambas traiciones.
Poco más se sabe del tiempo que pasó en el calabozo, aunque resulta fácil suponer los tormentos de todo tipo que hubo de soportar y el sufrimiento de la separación de su esposa e hijos, conscientes de lo que esperaba a los futuros mártires. Efectivamente, José Raimundo fue fusilado en Alzira el 24 de septiembre, perdonando a sus verdugos, junto a casi una veintena de compañeros. Durante aquella persecución masiva, el horror invadió Valencia pero, tras su martirio, la memoria de su compromiso y fidelidad se mantuvo no solo en su familia, sino en el propio municipio, motivo por el cual se incluyó su figura en los procesos que documentaron el asesinato de numerosos laicos durante esta época.
En 2001, al Santa Sede reconoció formalmente el martirio de este siervo de Dios, beatificándolo san Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001. Sus restos descansan en la cripta del Cristo del Calvario.