Diciembre: santa Melania la Joven y san Piniano
El próximo 31 de diciembre despedimos el año para iniciar 2023 de la mano de Santa María en su primera y más excelsa advocación de Madre de Dios en la octava de Navidad. Junto a otros santos, el martirologio romano recoge ese día la memoria de santa Melania, apodada “la Joven” para distinguirla de su abuela Melania, también santa.
Nacida en una importante estirpe alrededor del año 383, santa Melania quiso consagrar su virginidad al servicio de Dios, pero fue dada en matrimonio a un patricio, Valerio Piniano, con quien tuvo dos hijos que fallecieron a muy temprana edad. Ante estos hechos, y tras la muerte del padre de Melania, los esposos se volcaron en la caridad con la fortuna heredada, construyendo hospitales, monasterios e iglesias guiados por el consejo de san Pamaquio, y también visitando y cuidando enfermos, asistiendo a los necesitados, hospedando a los peregrinos y recorriendo prisiones y minas para alentar a su prójimo.
Habiendo huido de Roma con la madre de Melania tras la invasión visigoda, los esposos conocieron a san Agustín y a san Alipio en África, donde fundaron un monasterio y repartieron sus bienes en obras de caridad tras vender sus posesiones, que comprendían propiedades en Hispania y Sicilia, el norte de África y Bretaña.
En el año 417 emprenden un viaje hacia Tierra Santa, concretamente hacia Jerusalén, donde llevan una intensa vida de piedad y oración que les hace decidir de mutuo acuerdo abrazar la continencia para dedicarse, por separado, a la vida religiosa.
Melania ingresó en una ermita, siguiendo las huellas de san Jerónimo, y Piniano se unió a una comunidad monástica. En el año 432, Melania fundó un monasterio en el Monte de los Olivos, con la inspiración de que sirviese para vivir la pobreza y la oración perpetua, acogiendo a muchas mujeres vulnerables en la comunidad. Su espiritualidad se vio enriquecida por la profunda impresión que causó en ella la visita a los Padres del desierto en Egipto, cuna de la vida monacal y ascética. Apenas salió del monasterio jerosolimitano, y cuando lo hizo fue movida por el celo a las almas. Es el caso de la visita a su tío Volusiano, embajador en Constantinopla al servicio de Teodosio II: Melania lo asistió hasta el final de su vida, abriendo su alma a las realidades del cielo y logrando su conversión. También acompañó a la emperatriz Eudocia en su viaje por los Santos Lugares el año 438.
En la víspera de Navidad, Melania tuvo la intuición de despedirse de las religiosas de su monasterio: moriría poco después, el 31 de diciembre, probablemente en el año 439, tras una vida en la que antepuso a Dios por delante de sus riquezas y sus propios proyectos. Piniano, que había fallecido unos años antes, fue enterrado por su esposa en el Monte de los Olivos tras una vida igualmente fértil en caridad a través de la limosna y de la propia entrega.
Si te interesa conocer más a fondo las múltiples vías para alcanzar la santidad, en nuestros programas de estudios ofrecemos la asignatura “Teología Fundamental de la Forma Cristiana”, impartida por el P. José Cristo Rey García Paredes, una apasionante materia que ahonda en las formas de vida cristiana desde una perspectiva teológica y sacramental. Puedes obtener más información escribiéndonos a info@institutojp2.es o llamando al (+34) 919 071 740.