Noviembre: beatos Luigi Beltrame y Maria Corsini
Junto con el curso académico 2022/2023, iniciamos “Llamados a la santidad”, una serie de publicaciones en las que cada mes presentaremos la vida de matrimonios que han conquistado el cielo y nos sirven de guía y modelo para ahondar en la vocación familiar: «Las familias alcanzan poco a poco, con la gracia del Espíritu Santo, su santidad a través de la vida matrimonial, participando también en el misterio de la cruz de Cristo, que transforma las dificultades y sufrimientos en una ofrenda de amor» (Papa Francisco: Amoris Laetitia, 317)
El matrimonio de Luigi Beltrame Quattrocchi (1880-1951) y Maria Corsini (1884-1965) fue el primero elevado a los altares de forma conjunta en la Historia de la Iglesia: lo hicieron en 2001, cuando fueron beatificados por san Juan Pablo II. La Iglesia de Roma celebra su memoria el próximo 25 de noviembre, fecha en que recibieron el sacramento del Matrimonio en Santa María la Mayor (Roma) en el año 1905. Padres de cuatro hijos y conocidos por su sincera caridad para con los necesitados, supieron hacer de su hogar una verdadera “Iglesia doméstica”, sostenida por un amor enraizado en la oración familiar, los sacramentos y la unión con Jesús en la Eucaristía.
Luigi fue un brillante abogado del Estado que y Maria una magnífica educadora, además de esposa y madre fiel y entregada. Durante su vida, además, fue especialmente activa en asociaciones y apostolados volcados en la atención a enfermos y necesitados, y en la catequesis. La vivencia profunda del amor conyugal de estos esposos hizo que educasen a sus cuatro hijos (tres de ellos religiosos) en la alegría de la fe, resolviendo las cosas “de tejas para arriba”, como solían decir. Durante el cuarto embarazo de Maria, una serie de dificultades llevaron a los médicos a afirmar que moriría si no abortaba; en un heroico acto de confianza en Dios, se negaron y nació su hija Enrichetta. Maria, que viviría 51 años más, fue asistida en su lecho de muerte precisamente por esta hija, que desde 2018 tiene una causa de beatificación abierta.
Los frutos de este matrimonio alcanzaron además a no pocos fugitivos, judíos clandestinos e incluso a varios bebés huérfanos que acogieron en su casa durante la II Guerra Mundial, haciendo de la casa familiar lo que Luigi llamaba una “pequeña Betania”.
Como san Juan Pablo II afirmó en la homilía durante la beatificación de los esposos en el marco del 20º aniversario de la Familiaris Consortio, Luigi y Maria “vivieron una vida ordinaria de modo extraordinario. En medio de las alegrías y las preocupaciones de una familia normal, supieron llevar una existencia extraordinariamente rica en espiritualidad”. Así, los beatos Beltrame Quattrocchi proponen un mensaje claro a las familias de nuestro tiempo: su vocación es una llamada a transparentar el amor de Dios en la entrega fiel y generosa de la sencillez cotidiana.