El Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida publica el subsidio “La Vida es siempre un bien”

Coincidiendo con la Solemnidad de la Anunciación del Señor y en el 30º aniversario de la encíclica “Evangelium vitae de san Juan Pablo II, el subsidio “La Vida es siempre un bien”, un documento que esboza los procesos eclesiales para promover una pastoral de la vida humana con el objetivo de defenderla, protegerla y promoverla en distintos contextos.

El cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, afirma en la introducción del subsidio:

En una época de gravísimas violaciones de la dignidad del ser humano, en tantos países, atormentados por guerras y todo tipo de violencia (especialmente sobre las mujeres, los niños antes y después del nacimiento, los adolescentes, las personas con discapacidad, los ancianos, los pobres, los migrantes) es necesario dar forma a una verdadera y específica Pastoral de la Vida humana, para poner en práctica lo que también ha reafirmado la reciente Declaración Dignitas infinita del Dicasterio para la Doctrina de la Fe: «una dignidad infinita, que se fundamenta inalienablemente en su propio ser, le corresponde a cada persona humana, más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre» (n.1). La vida de cada hombre y de cada mujer debe ser, por lo tanto, siempre respetada, custodiada, defendida. Este principio, reconocible incluso por la sola razón, debe aplicarse en cada país, en cada pueblo, en cada casa.

La propuesta, según el secretario adjunto del Dicasterio, Mons. Dario Gervasi, se dirige primariamente a los obispos una respuesta a su interés por impulsar la protección y promoción de la vida y la dignidad del ser humano, expresado en diversas visitas ad limina. Asimismo, el año pasado se inició un proceso de desarrollo de la pastoral de la vida humana con los responsables de las oficinas de Familia y Vida de las conferencias episcopales de todo el mundo. Este subsidio, que surge de ese diálogo común, se presenta como un recurso de ayuda a las diócesis para aplicar concretamente el método sinodal del discernimiento en el Espíritu en relación con los diversos temas relacionados con la vida, su defensa y custodia.

 
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