“¿Qué hacer para que mis hijos vivan la sexualidad de acuerdo con el plan de Dios?”, por Germán Gutiérrez y Carolina Ochoa

En el mundo de hoy estamos expuestos a todo tipo de ideas falsas, especialmente en relación con la sexualidad, el matrimonio y la vida del ser humano. Ante esta realidad, los padres a veces sentimos la tentación de perder la esperanza, pero en realidad hay muchas cosas que podríamos hacer, incluso si nuestros hijos ya son mayores de edad.

Enfoquémonos en tres esenciales:

  1. Orar y frecuentar los sacramentos

“Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 19-20). Si esto es cierto para cualquier grupo de personas lo es mucho más para los esposos. Oremos juntos por nuestros hijos, hagámoslo con fe y perseverancia. Nunca nos demos por vencidos. El Señor todo lo puede y sus tiempos y caminos son perfectos.

Pero no se trata únicamente de orar por ellos. Intensifiquemos nuestra vida de fe y nuestra relación con Dios a través de la participación en la misa —si es posible más allá de la dominical— y en la confesión. Dios quiere no solo la salvación de nuestros hijos, sino la nuestra también, y los tropiezos de ellos pueden ser oportunidades para afianzar nuestra relación con Él.

2. Dar buen testimonio

Jason Evert, reconocido autor y conferencista sobre castidad nos dice que quienes tienen más influencia en la vida de nuestros hijos no son sus amigos o las redes sociales: ¡somos nosotros los padres! Esto es una buena noticia. Pero, exactamente, ¿cómo influimos en ellos? No es solo a través de lo que decimos, sino principalmente por lo que hacemos.  Lo que decimos pierde valor a los ojos de nuestros hijos si no lo vivimos.

¿En qué consiste dar buen testimonio? ¿Qué es exactamente lo que debemos hacer? La respuesta la encontramos en las Escrituras y en la doctrina de la Iglesia católica. Y esto nos lleva directamente al tercer punto.

3. Conocer lo que dice la Palabra de Dios y la Iglesia católica sobre sexualidad

San Pablo le dijo a Timoteo: “vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas” (2Tim 4, 3-4). Este mensaje cobra una fuerza especial hoy, cuando las ideologías respecto a la sexualidad parecen estar a la orden del día.

Ante esa situación ¿hay algo que podamos hacer? El mismo san Pablo nos da la respuesta en el siguiente versículo: “Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio” (2Tim 4, 5). Como padres estamos llamados no solo a la fecundidad carnal sino a la fecundidad espiritual. Nosotros somos los principales responsables de la evangelización de nuestros hijos, de mostrarles el amor de su Padre celestial, quien sabe mejor que nosotros lo que es bueno para ellos.

Para poder ser evangelizadores es indispensable que nos preparemos. La educación es fundamental en toda transformación, por eso resulta esencial que conozcamos las enseñanzas sobre sexualidad, amor y matrimonio contenidas en los documentos de la Iglesia. Te dejamos los nombres de algunos que resultan especialmente útiles en este propósito:

  • Teología del Cuerpo: 129 catequesis que descubren en toda su belleza, verdad y bondad el plan de Dios para el amor, el matrimonio y la sexualidad. En YouTube puedes encontrar vídeos de reconocidos conferencistas sobre el tema como Christopher West, Jason Evert, Evan Lemoine y Rebeca Barba, entre otros.

  • Humanae Vitae (Vida Humana): Encíclica que nos presenta cómo vivir la sexualidad como expresión de un amor libre, total, fiel y fecundo.

  • Evangelium Vitae (El evangelio de la vida): Encíclica que busca reafirmar “el valor y el carácter inviolable de la vida humana". Aborda el problema del aborto, el cual está en relación directa con la manera en que se vive la sexualidad.

  • Donum Vitæ (El don de la vida) y Dignitas Personæ (La dignidad de la persona): Desde una óptica científica y doctrinal, estos documentos analizan la reproducción artificial y sus implicaciones en relación con el matrimonio, la procreación y la dignidad de la vida humana.

Resulta imposible dejar de recomendar Amor y Responsabilidad, obra de Karol Wojtyla (Juan Pablo II cuando aún no era Papa), en la que establece un nuevo paradigma para entender la sexualidad.

Es cierto que a veces no podemos evitar que nuestros hijos tomen malas decisiones, pero sí podemos orientarlos, animarlos a que cambien el rumbo de su vida y asegurarles que siempre estaremos allí para apoyarlos.

No olvides que no estás solo, hay muchos otros padres que quieren ofrecer a su hijo lo mejor; es decir, la amistad con Dios, y están dispuestos a hacer los esfuerzos que sean necesarios para lograrlo. Puedes formar un grupo de lectura con ellos. Unirnos trae muchos beneficios. El primero es que cuando compartimos una meta es más fácil perseverar hasta alcanzarla, caminar con un objetivo en común no solo nos compromete más, sino que es más divertido. Tener la oportunidad de comentar con otros lo que nos llamó la atención o lo que no nos quedó claro hace que podamos interiorizar mejor el mensaje.

Nuestros hijos también se benefician de que trabajemos en grupo. Nuestro esfuerzo y compromiso se hace más visible ante ellos, es decir, damos buen testimonio. Además, el que vean a otros padres interesados en lo mismo hace que la sexualidad cobre importancia a sus ojos y que empiecen a cuestionarse sobre cómo la están viviendo.

Seguro que ya conoces a algunos padres que anhelan lo mismo que tú. Y si no es así, siempre puedes buscarlos en tu parroquia, en algún movimiento de la Iglesia o entre los amigos de tus hijos.

En ti está la posibilidad de cambio para la nueva generación. ¿A qué esperas para comenzar?

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