“Enfrentar la nube negra” por Mar Dorrio

¿Cómo afrontar el blue monday o la "nube negra"?

Si hay algo que caracteriza a la sociedad actual, es la evitación del sufrimiento. Nos movemos hacia adelante sin detenernos a examinar o analizar situaciones dolorosas, sin reflexionar sobre ellas e intentar que no se repitan. Vivimos en un constante estado de emergencia donde predomina el “¡sálvese quien pueda!”. Se trata de salir rápidamente, sin un plan definido.

Esta elección generalmente no resuelve mucho, porque el dolor persiste. Continuará hablándote incluso si aumentas el volumen de tu vida: cambios constantes en las amistades, culpando a otros de tus sentimientos negativos; mudanzas, compras, viajes... Nada apaga esa voz: ¿y si en lugar de huir, enfrentamos el dolor?

En primer lugar, quiero aclarar que me refiero a ese dolor sordo, penetrante, que no calman ni el ibuprofeno ni el paracetamol. Hablo del dolor psicológico derivado de algún sufrimiento emocional. ¿Sabías que gracias a la resonancia magnética han podido identificar qué áreas de nuestro cerebro se activan con el sufrimiento? También han observado cómo la tristeza afecta nuestras estructuras neuronales, sorprendentemente descubriendo que las zonas cerebrales que se activan ante el dolor físico son exactamente las mismas que las del dolor emocional. Si no reconoces ese dolor sordo que ruge como un león en la boca del estómago, que te estremece como un baño de mar en mi tierra..., tranquilo, es algo que, lamentablemente, experimentarás.

 

¿Qué hacer?

¿Cómo manejarlo y afrontarlo? Te ofrezco tres pasos para afrontar esa situación penosa que genera malestar psicológico, siendo algo común a todos nosotros.

1. En primer lugar, con calma, intenta comprender lo que le sucede a tu alma: duelo, envidia, celos, sensación de menosprecio y humillación... Reflexiona sobre estas cosas en tu corazón, tal como nos enseñó la Reina de la Paz; sobre todo, de la paz interior. La reflexión ayuda a redimensionar los problemas. Ella te ayudará a reconocer lo que te pasa, a ubicarlo, y así será más fácil evitarlo en el futuro y no equivocarte culpando a los inocentes que están a tu lado de esas emociones negativas, de esa sombra oscura.

2. Busca a alguien de confianza y desahógate, cuéntale todo: los datos objetivos, los hechos, y también los subjetivos, cómo te has sentido ante ellos. Si es una persona sabia y ponderada, además de brindarte consuelo, corregirá alguna de tus percepciones si es necesario. Pero te aseguro que solo con el desahogo, te sentirás mejor, la sombra oscura se disipará un poco y habrás logrado distanciarte de toda esa pesadumbre que te invadía. Es importante buscar a alguien que pueda darte buenos consejos. Y, entre las opciones de desahogo, no descartes (más bien, coloca en primer lugar) la confesión. He visto a mucha gente burlarse de la función terapéutica de la confesión, pero es un hecho comprobado. Un hecho que no se refleja en estadísticas, ya que la Iglesia se toma muy en serio el secreto de confesión. Es la primera institución en dar importancia a la protección de datos. Como siempre, la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, ha anticipado las necesidades de la humanidad, teniendo en cuenta desde el principio lo que ahora parece un descubrimiento de la sociedad actual.

3. Para superar la sombra oscura de la preocupación, el disgusto o el malestar, sumérgete en algo que te distraiga. No podemos vaciar la mente sin más. Nuestra mente no puede quedarse en blanco, sin pensamientos. Así que busca una actividad que te distraiga: cocina, ordena, pasea, pinta... Llena ese vacío y no permitas que la preocupación lo ocupe. Si todo esto no te ayuda a recuperarte y la sombra oscura persiste, por supuesto, busca ayuda profesional.

Vale la pena aprender a enfrentar el dolor de frente, abrazarse a la cruz en lugar de optar por la eterna, agotadora e inútil huida hacia adelante.

 
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